Favores...
Muchas veces con la mejor intención del mundo, y como demostraré con los peores resultados posibles, intentamos hacer favores que están fuera de nuestro alcance. No tiene que ver con creerse con habilidades superiores a la víctima (y digo víctima porque deja la condición de ayudado/favorecido y pasa a engrosar la lista de accidentados), es más una cuestión de desconocimiento de nuestros límites.
Es muy común el ofrecerse a llevar a la pobre ancianita su compra, para que al final te disloques un hombro con la cantidad de peso que ya no puedes llevar(con los dedos morados claro está). También es habitual cuando crees tener ciertos conocimientos infórmaticos el acudir en plan ángel salvador para verte en un jaleo impresionante habiendo borrado el disco duro.
Pues otra vez, parece que no aprendemos: estoy en un buen lío de nuevo...y como siempre por ayudar a un primo (aunque creo que yo soy el primo)
Y si alguien quiere hacerme un favor...